“Gracias a aquel andar tan bello, tan apropiado, tan justo, el Paseo Las Mercedes se hizo bulevar, calle genuina, escenario de una verdadera ciudad”. Federico es de esos autores que tienen la agudeza de ver las mínimas costuras que van confeccionando las tragedias y grandezas cotidianas, y tienen la gracia de contarlas como el que sabe que no vale la pena prestarles demasiada atención. De igual manera, uno puede leerlo sin importar demasiado a dónde culminará la historia. Una afortunada lectura mañanera.
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